Escuelas Democráticas
Las escuelas democráticas son una opción más entre la metodología alternativa, la principal característica de las escuelas democráticas.
La principal característica de las escuelas democráticas es que la participación en ellas de los alumnos y del personal es libre e igualitaria. Esto se aplica mediante la toma de decisiones conjuntas por parte de todos los participantes en lo relativo a la organización cotidiana y el aprendizaje.
El conocido escritor Tolstoi fue el pionero en la apertura de una escuela de este tipo en su Rusia natal a finales del siglo XIX. Pero la que sin duda mayor notoriedad ha alcanzado es Summerhill, fundada por Alexander S.Neill, en Inglaterra. En la actualidad hay más escuelas democráticas en el mundo, aunque siguen siendo una rareza.
Las primeras escuelas democráticas surgieron en el siglo XVII pero no empezaron a desarrollarse y a proliferar hasta el siglo XIX. Durante muchos años ha habido continuos debates sobre su efectividad en cuanto a contenidos y al desarrollo personal y profesional de los alumnos.
El objetivo de este tipo de escuela es compartido y será el de llevar a cabo una educación diferente a la convencional, donde:
- Se busca el aprendizaje mediante la emoción.
- Se aprende a partir de la experiencia, y no memorizando.
- Se enseña a colaborar y no a competir.
- Se respetan los ritmos de cada niño.
- Lo errores se ven como una parte más del aprendizaje.
- La creatividad ni se coarta, ni se estimula precozmente. Se la deja estar.
- Se busca la implicación de las familias.
- La naturaleza es parte importante, como un espacio fundamental dentro de la educación.


Los aspectos más significativos de estas escuelas son los relativos a:
Currículum:
No se sigue un currículum obligatorio prefijado, sino que se enfatiza en el aprendizaje como fruto de la actividad voluntaria y el mero interés del estudiante por realizarla. Se estimula mucho el intercambio de ideas, la conversación, entre los alumnos, ya que interactuar con otras personas es básico para encontrar los propios intereses. A menudo los estudiantes de mayor edad son “tutores” de los más jóvenes. En definitiva, el alumno es quien decide qué, cuándo, cómo y con quién aprende.
Cada uno es responsable de su propia educación, y deben tomar decisiones constantemente. Hay quien lo considera una forma de “unschooling”.
Calificaciones:
Dada la ausencia de currículum oficial, es difícil poder establecer una clasificación de estudiantes en función de sus logros. Por ello, las calificaciones no existen. Los exámenes que se llevan a cabo son los que el estado exija y los que las universidades requieran para ingresar en ellas
El juego:
No hay ningún tipo de restricción a jugar. Los estudiantes pueden hacerlo tanto cuanto quieran, y sin que nadie dirija el mismo. Los juegos electrónicos están también aceptados. Gran parte del tiempo suele pasarse al aire libre. La mayor parte de los críticos a este tipo de colegios centran sus dardos en la consideración (ampliamente aceptada) de que jugar es perder el tiempo, a no ser que se trate de juegos educativos.
Castigos:
Contrariamente a lo que muchos podrían esperar, sí que existen los castigos o sanciones. Generalmente, se crea la figura del mediador, que intenta que cuando surge un conflicto, escuchando a las dos partes, éstas lleguen a una solución. Pero no siempre es posible. Si la asamblea o el tribunal que se crea para dirimir estos problemas concluye que alguien ha actuado de manera incorrecta, le puede imponer (o no) un castigo.

Más información.
“European Democratic Education Conference 2008”, es el sitio web de la primera conferencia sobre educación democrática. En lengua inglesa y alemana, con algunas partes en otros idiomas.
“International Democratic Education Network”, es la página en la que se puede encontrar información con algunas experiencias reales.
“IDE”, es el instituto para la educación democrática. Trata sobre algunas experiencias reales en Israel y recoge material de todo el mundo.
